Los ojos mandan...

Me gusta cocinar, de hecho, amo la experiencia de mezclar y combinar ingredientes, esa sensación de alquimista de estos nuevos tiempos es única, los aromas, el proceso, etc., pero sobre todo amo ver la comida bien servida.
Desde pequeño la cocina ha jugado un papel importante en mi vida, en casa siempre se cocinaba mucho, primero porque eramos 6 tripones siempre hambrientos, tema que obligaba a Pastora, mi madre,  a estar casí que pegada a las hornillas. No se me olvidan las marcas en sus brazos (como rayas de tigre) que el horno le dejaba al sacar las arepas calenticas, tostaditas (de budare) gorditas y sonoras. Pero si 6 muchachos les parece poco, en el día a día Victor, mi papá, se las ingeniaba para invitar a sus amigos "importantes" a casa varias veces al mes, cosa que ponía a mi madre a cocinar un gran número de bocados maravillosos: asado negro, souflé de espinacas o coliflor, pollo relleno, polenta, su famoso quesillo y pare de contar... todo presentado y emplatado de manera ejemplar, fue allí que comencé a sentir, sin entender, lo importante de la presentación de la comida.
Años después, comencé en lo que ahora es mi profesión y esa manera de ver cocinar a Pastora me ayudó a entender mejor y enfrentar campañas larguisimas para Maxy´s y sus ofertas de comida o de Automercados Cada con aquellos comerciales famosos de sus bodegones con detalles de platos servidos (estas últimas referencias son solo para mayores de edad, en un nuevo post les explico a los más jóvenes que tiendas eran esas... jajaja). Otro momento de mi vida que tiene que ver con las presentaciones fue cuando cené la primera Navidad con Lara... esa Navidad no solo significaba, gastronómicamente hablando, la cantidad de opciones para elegir sino la manera en que fueron presentadas.
Eso me enamoró de mi Lara y de María Luisa pues definitivamente los ojos mandan a la hora de comer; te preparan, te ponen a salivar haciendo que tu experiencia se magnifique al máximo.
Hoy día tengo la suerte, y esto lo digo con todo mi corazón, de haber conseguido una pareja que al igual que yo siente esa importancia, esa necesidad de tomarse la molestia no solo de sazonar y asar para el paladar sino que piensa en el factor presentación...piensa en los ojos.
En casa podemos pasar 20 minutos cenando y 45 fregando pues todo está presentado en la mesa correctamente, cada detalle en su plato adecuado, nada al azar...
Estas fotos que "adornan" este post es de una "pastica", unas mezze maniche con salsa bolognesa que me hizo Lara en estos días en 25 minuticos... rapidito pues debíamos volver a la oficina, y no por rapidez dejó atrás el detalle de la presentación... y la última foto es de la pila de platos usados en la cena de la noche anterior donde simplemente comimos un tradicional coctel de camarones, humus, tostaditas de casabe y jamón serrano, imaginen si esto es así normalmente, como será la pila de platos cuando viene una visita, pero bueno, menos mal que, aunque sea, el que friega (mal o bien) soy yo... ¿verdad Cucha?... jajaja

2 comentarios:

Yo dijo...

Recuerdo esas marcas, recuerdo esas comidas, recuerdo cada instante que cuentas aquí.Pero... para cuando una invitación a comer esa pasta que prepara Lara?

un beso

Gary Matos dijo...

Sabroso y entretenido tu blog! ...pero comprometedor para uds...jejeje...provoca ir a vuestra mesa, llevo vino (si les provoca) y lavo los platos!!!

Exitos!!!